martes, 10 de noviembre de 2009

La intolerancia no entiende de bandos...


Y es que me acabo de indignar bastante al leer en Facebook, que hay un grupo que pretende ilegalizar a la iglesia católica poniéndola a parir en su descripción.

Y como la intolerancia y la falta de respeto, lo son vengan de donde vengan, desde esta tribuna quiero expresar mi más profunda aversión a dicha iniciativa.

Los que me conocen saben que hace años que me alejé en palabras y hechos de esa institución. Hay muchas de sus doctrinas y acciones que no comparto. Es más, doctrinas y acciones que también denuncio y combato desde mi activismo como postura vital. Pero de ahí a querer ilegalizarla va toda una cosmovisión de la vida en sociedad. Afortunadamente, para mi, la iglesia católica es hoy un actor social más, como lo puede ser un partido político, una asociación, una organización ecologista, un club deportivo...

Evidentemente como todos ellos quieren influir en la vida común de la sociedad, aunque unos lo hagan por vías más legítimas o no, o más abiertamente o no. En todo caso de forma lícita, ya que vivimos en una democracia y en un estado de derecho.

Así que no nos engañemos, en mi opinión pretender ilegalizar a la Iglesia católica, es tanto como querer cambiar de sistema político, de democracia a dictadura. Porque es en este sistema donde la gente no puede expresar libremente sus opiniones y no puede profesar libremente su fe.

Solo desde una recalcitrante intolerancia puede haberse creado un grupo con semejante leitmotiv y con semejante descripción del grupo tan parcial.

Quiero recordar aquí aquella frase de Bertolt Brecht:  

“Primero arrestaron a los comunistas, así que a mí no me importó porque yo no era comunista. En seguida se llevaron a los judíos, pero no hice nada porque yo tampoco era judío. Después vinieron a por los sindicalistas, y no me preocupé porque yo no era sindicalista. Finalmente me arrestaron a mí, y ya no quedaba nadie que pudiera impedirlo. Era demasiado tarde”.

Es decir, hoy ese grupo pide ilegalizar a la Iglesia Católica, pero ¿Mañana seré yo? ¿Será por ser declaradamente ecologista? ¿Por pedir una Vivienda Digna? ¿Por denunciar el vomitivo reparto de recursos entre nuestros semejantes?... ¿Por cual de todos estos motivos estaré cometiendo un delito?
Peligrosa pendiente...
Y es que tolerar semejante ataque a la libertad de creencia que es un Derecho humano, (nº 18 libertad de pensamiento)  que está recogido en nuestra Constitución y es para mi, uno de los puntales de nuestra convivencia me hace recordar nuestro pasado colectivo reciente más oscuro, la intolerancia de algun@s y de otr@s en la II República ya sabemos donde nos llevó. 

A un infierno humano, ambiental, artístico, intelectual, democrático, cultural, sanitario... LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (Aunque me gusta llamarla, como a much@s, Guerra antifascista)

En todo caso, Napoleón ya dijo que 'El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla'
¿De verdad qué es eso lo que queremos?