miércoles, 3 de abril de 2013

Ítaca

 

Hace tiempo, años, que en mi trabajo de activista, comunicador, educador, cuento la idea, el mensaje de que es necesario pararnos, silenciarnos, escuchar, sentir. Y redescubrir nuestra verdadera relación con la VIDA.

Muchos de los problemas a los que tratamos denodadamente de encontrar solución: Pobreza, cambio climático, cancer, suicidios, ansiedades, obesidad y muchos otros, en general las diversas crisis de las que hablamos, son para mí consecuencia de la desconexión profunda, de la amnesia colectiva de quienes somos y cual es nuestro lugar en este Planeta.

Creo íntima y firmemente que podemos vivir en armonía con la naturaleza. Lo hicimos como hombres y mujeres paleolític@s durante 190.000 años de los 200.000 que llevamos sobre la Tierra. Muchas tribus indígenas que viven en la edad paleolítica aún, siguen haciéndolo. Viven sin generar basura, sin transformar drásticamente su entorno, sin causar una extinción masiva de especies, recolectando y cazando, pero con un respeto sagrado a las leyes naturales: celos, embarazos, capacidad reproductiva de los diferentes compañeros de Planeta... En definitiva como hacen el resto de los 100 millones de especies que se supone que existen.

No se trata creo yo de que el grueso de la humanidad vuelva a vivir exactamente como estas tribus, hay mucho que hemos aprendido, creado, vivido, que merece la pena ser conservado, recordado, disfrutado: El arte (música, literatura, pintura, cine...), nuestra historia, arquitectura, conocimientos... pero sí es obvio, según nos recuerda constantamente la ciencia acerca de los imperativos ecológicos, que necesitamos cambiar urgentemente de rumbo. 

Millones de personas ya están en marcha: Decrecimiento, apuesta por las energías renovables menos impactantes, cooperativas de todo tipo, consumo colaborativo y compartido, monedas sociales, bioconstrucción, arquitectura bioclimática, ciudades 30, ciudades integradas, corredores de fauna, corredores ecológicos...

Sintiendo, reflexionando, creyendo y comunicando todo esto, encontré y me pareció deliciosa la imagen que encabeza esta publicación. Cuando descubrí su historia directamente se convirtió en una de mis favoritas.
Esta imagen y su historia creo que nos recuerdan nuestro lugar en el Universo, nuestra inmediatez, nuestra relatividad...

Humildad amigos y amigas. Bienvenid@s a la apasionante aventura de la vida en la Tierra.