Sigue a @MarcosPla
El objetivo de este programa fue sobre todo sacar a la luz el trabajo oculto que hay detrás de una victoria legal como esta, y que esto sirva como homenaje a todas las personas que han dedicado tanto tiempo a cocinarla. Incluyendo a algunas que ya no están con nosotr@s. Y por otro, anunciar cuales son los próximos pasos que vamos a seguir respecto a este tema, qué le pedimos a la administración y qué le pedimos a la ciudadanía.
Invitad@s:
Antonio Goytre y Yolanda Monroig, miembros Comisión jurídica Acció
Ecologista Agró
Además noticias nucleares y renovables, momento naturalista y agenda de actividades.
miércoles, 28 de agosto de 2013
miércoles, 3 de abril de 2013
Ítaca
Hace tiempo, años, que en mi trabajo de activista, comunicador, educador, cuento la idea, el mensaje de que es necesario pararnos, silenciarnos, escuchar, sentir. Y redescubrir nuestra verdadera relación con la VIDA.
Muchos de los problemas a los que tratamos denodadamente de encontrar solución: Pobreza, cambio climático, cancer, suicidios, ansiedades, obesidad y muchos otros, en general las diversas crisis de las que hablamos, son para mí consecuencia de la desconexión profunda, de la amnesia colectiva de quienes somos y cual es nuestro lugar en este Planeta.
Creo íntima y firmemente que podemos vivir en armonía con la naturaleza. Lo hicimos como hombres y mujeres paleolític@s durante 190.000 años de los 200.000 que llevamos sobre la Tierra. Muchas tribus indígenas que viven en la edad paleolítica aún, siguen haciéndolo. Viven sin generar basura, sin transformar drásticamente su entorno, sin causar una extinción masiva de especies, recolectando y cazando, pero con un respeto sagrado a las leyes naturales: celos, embarazos, capacidad reproductiva de los diferentes compañeros de Planeta... En definitiva como hacen el resto de los 100 millones de especies que se supone que existen.
No se trata creo yo de que el grueso de la humanidad vuelva a vivir exactamente como estas tribus, hay mucho que hemos aprendido, creado, vivido, que merece la pena ser conservado, recordado, disfrutado: El arte (música, literatura, pintura, cine...), nuestra historia, arquitectura, conocimientos... pero sí es obvio, según nos recuerda constantamente la ciencia acerca de los imperativos ecológicos, que necesitamos cambiar urgentemente de rumbo.
Millones de personas ya están en marcha: Decrecimiento, apuesta por las energías renovables menos impactantes, cooperativas de todo tipo, consumo colaborativo y compartido, monedas sociales, bioconstrucción, arquitectura bioclimática, ciudades 30, ciudades integradas, corredores de fauna, corredores ecológicos...
Sintiendo, reflexionando, creyendo y comunicando todo esto, encontré y me pareció deliciosa la imagen que encabeza esta publicación. Cuando descubrí su historia directamente se convirtió en una de mis favoritas.
Esta imagen y su historia creo que nos recuerdan nuestro lugar en el Universo, nuestra inmediatez, nuestra relatividad...
Humildad amigos y amigas. Bienvenid@s a la apasionante aventura de la vida en la Tierra.
Etiquetas:
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jueves, 21 de marzo de 2013
Lo que las púas no paran
Sigue a @MarcosPla
No vivimos sol@s en la Tierra. Nos lo parece en demasiadas ocasiones. Por eso trazamos carreteras siguiendo la línea más corta entre dos puntos en un mapa, emplazamos infraestructuras donde nos place sobre un papel con garabatos. Es nuestro mundo virtual, ese mundo ajado, gris, con ese silencio terrible del hierro, ese mundo en el que algun@s nos hemos llegado a creer que somos la cima de la creación. Pero el cuerpo inerme de esta asombrosa criatura lo desmiente. Esa anatomía perfectamente cincelada por la evolución durante milenios, adaptada a la región paleártica con sus períodos fríos en invierno y su calor en verano, adaptada a los depredadores locales que salvo rarísimas excepciones no pueden penetrar la coraza de espinas queratinosas, tan fuertes, tan resistentes, que podrías levantar este Erizo de una sola de ellas. Cada primavera circulando por las carreteras de nuestro país, siento en numerosas ocasiones como si una de esas infalibles púas, prodigio defensivo evolutivo, se me clavara en el corazón mientras conduzco. Cada año descubro en los márgenes de nuestras carreteras a estos compañeros de Planeta, arrollados por nuestra civilización. Cada año mueren atropellados 30 millones de animales en las carreteras de España. Alrededor del equivalente a las dos terceras partes de la población humana residente en nuestro país. De los animales no humanos atropellados, al menos cinco millones son mamíferos, entre los que se encuentra el Erizo de la foto.
Esta foto la tomé en el término de Moncada ayer por la tarde. Me duele ese ser vivo, seguramente un vigoroso macho que no podrá fecundar a más hembras esta primavera, tras ese increíble cortejo nupcial repleto de gruñiditos, y en el que tras la cópula, el macho se aleja rodando hecho una bola, de la hembra. Pero sobre todo me duele el símbolo, de el hombre arrollando, atropellando, destripando y desparramando la naturaleza, que aunque lo olvidemos tantas veces, nos da la vida y el marco de nuestra felicidad.
Evitar los trazados que discurran por las áreas ecológicas más sensibles, pasos en las carreteras para fauna, corredores ecológicos de fauna que interconecten las zonas de alto valor ecológico, prohibición del uso de pesticidas, apuesta total, particular y pública por la agricultura ecológica, decrecimiento, fomento de la bici, del transporte colectivo menos impactante... Casi hay más soluciones que Erizos nos quedan para parar esta barbarie ¿Es este el modelo de relación que queremos con la Tierra? ¿Son estos nuestros valores?
Vuelve a mirar al Erizo. Escucha, sal de los límites de la construcción/desolación, la Tierra habla, te habla...
¡Escúchala!
No vivimos sol@s en la Tierra. Nos lo parece en demasiadas ocasiones. Por eso trazamos carreteras siguiendo la línea más corta entre dos puntos en un mapa, emplazamos infraestructuras donde nos place sobre un papel con garabatos. Es nuestro mundo virtual, ese mundo ajado, gris, con ese silencio terrible del hierro, ese mundo en el que algun@s nos hemos llegado a creer que somos la cima de la creación. Pero el cuerpo inerme de esta asombrosa criatura lo desmiente. Esa anatomía perfectamente cincelada por la evolución durante milenios, adaptada a la región paleártica con sus períodos fríos en invierno y su calor en verano, adaptada a los depredadores locales que salvo rarísimas excepciones no pueden penetrar la coraza de espinas queratinosas, tan fuertes, tan resistentes, que podrías levantar este Erizo de una sola de ellas. Cada primavera circulando por las carreteras de nuestro país, siento en numerosas ocasiones como si una de esas infalibles púas, prodigio defensivo evolutivo, se me clavara en el corazón mientras conduzco. Cada año descubro en los márgenes de nuestras carreteras a estos compañeros de Planeta, arrollados por nuestra civilización. Cada año mueren atropellados 30 millones de animales en las carreteras de España. Alrededor del equivalente a las dos terceras partes de la población humana residente en nuestro país. De los animales no humanos atropellados, al menos cinco millones son mamíferos, entre los que se encuentra el Erizo de la foto.
Esta foto la tomé en el término de Moncada ayer por la tarde. Me duele ese ser vivo, seguramente un vigoroso macho que no podrá fecundar a más hembras esta primavera, tras ese increíble cortejo nupcial repleto de gruñiditos, y en el que tras la cópula, el macho se aleja rodando hecho una bola, de la hembra. Pero sobre todo me duele el símbolo, de el hombre arrollando, atropellando, destripando y desparramando la naturaleza, que aunque lo olvidemos tantas veces, nos da la vida y el marco de nuestra felicidad.
Evitar los trazados que discurran por las áreas ecológicas más sensibles, pasos en las carreteras para fauna, corredores ecológicos de fauna que interconecten las zonas de alto valor ecológico, prohibición del uso de pesticidas, apuesta total, particular y pública por la agricultura ecológica, decrecimiento, fomento de la bici, del transporte colectivo menos impactante... Casi hay más soluciones que Erizos nos quedan para parar esta barbarie ¿Es este el modelo de relación que queremos con la Tierra? ¿Son estos nuestros valores?
Vuelve a mirar al Erizo. Escucha, sal de los límites de la construcción/desolación, la Tierra habla, te habla...
¡Escúchala!
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