domingo, 11 de octubre de 2009

El momento mágico...

Hola a tod@s,

Ayer fuimos por fin a visitar el Barranc de Valltorta y la Finca de Els Horts y lo cierto es que nos pareció un gran día, con momento mágico incluido.

De El Barranc de la Valltorta y el museo decir que merece mucho la pena visitarlo y que esas pinturas rupestres pasan por ser uno de nuestros tesoros más valiosos como sociedad.



Es una tremenda pena en mi opinión que no se protejieran estas pinturas hasta 1994. Y más doloroso aún cuando el guía nos contó que la II República española tenía un plan para proteger dichas pinturas que se fue al traste con la guerra.




La guerra además de todos los dramas humanos que conlleva es también una desgracia sin par para nuestra historiografía y por ende para el conocimiento de nuestro pasado y la comprensión de nuestro prensente.

Para l@s que tenemos algo de imaginación y somos algo soñadores, esa visita proyecta rápidamente en nosotr@s,  la recreación de las escenas que nos describe el guía y nos sugiere el espacio.

Esos tiempos remotos y preteritos de la humanidad hace 6000 años en los que las personas empezaban a serlo.

Y en los que nuestra pericia comenzaba a ponerse de manifiesto como siempre brillando más ante las dificultades.

En la foto, un hecho insolito en estas pinturas del Mesolítico: un perro. Según los historiadores este no es habitual hasta el Neolítico.


Y aquí lo que queda de un caballo.



Afortunadamente, en esos tiempos aún vivíamos en equilibrio con el entorno natural y aún éramos una especie más de entre los seres vivos...

En esta foto Cris con una representación muy lograda de un Uro. Este animal ya está extinto, pero desearía profundamente verlo vivo. Eso si, desde lejos, jeje.


Hacia las 17, fuimos a visitar la finca de Els Horts, donde están los Quejigos más grandes de la Comunidad Valenciana que yo sepa, y en concreto uno de ellos, el más grande que yo he visto  nunca. Posiblemente también el árbol con el tronco más grande que he visto. Por ello, por su riqueza faunística y por la belleza de su paisaje es un sitio al que os recomiendo encarecidamente que vayáis.



Un poco después de esta foto, llegó el momento mágico, uno de los momentos naturalísticos más especiales que he vivido.

Como podéis ver estaba cayendo la noche y seguimos caminando. Teníamos una pared caliza a nuestra derecha, en el que ya habíamos visto Chovas piquigualdas y un cernícalo, cuando un poco más tarde, escuchamos claramente un Buho real, y algo después como otro le contestaba desde la espesura del quejigar.

Todo esto observado en lo alto del paredón de piedra caliza por lo que nos había parecido en primera instancia una piedra blanqueada por el sol, pero resultó ser una cabra.

Todo este espectáculo fue rajado por dos gritos agudos que nos parecieron de Mochuelo pero que instantes más tarde descubrimos que provenían también de un macho cabrío avisando y agrupando a sus hembras ante la proximidad de Clara y Lobita, nuestras perras y que salieron corriendo monte arriba.

Emocionados por todo lo que acabábamos de presenciar volvimos hacia los coches cubiertos por uno de los cielos estrellados más bellos que recuerdo.

Éramos un@s privilegiados.

Poéticamente y estadísticamente, según un estudio, el 99% de los europeos no puede contemplar la Vía Lactea por la contaminación lumínica.

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